Madero Office y Greending Ugarte.
Hace ya bastante tiempo que el concepto “ecología” cala profundo en
occidente. Hay todo tipo de objetos y enseres destinados a cuidar, o por
lo menos a no dañar, el medio ambiente; y las corrientes
arquitectónicas no están ajenas a esta tendencia. Desde hace un tiempo
los edificios sustentables son una realidad y una corriente en expansión
en las principales ciudades del mundo y ahora, de a poco, Buenos Aires y
también el resto del país empiezan a asomarse a este nuevo mundo, en el
que el ahorro de energía es la premisa fundamental.
Hay varios nombres para definir esta nueva manera de encarar
construcciones que tiendan a aprovechar y no dañar el medio ambiente:
sustentable, sostenible, arquitectura verde, eco-arquitectura o
arquitectura ambientalmente consciente. Lo cierto es que es un modo de
concebir el diseño buscando apro
vechar los recursos naturales de tal modo que minimicen el impacto ambiental de los edificios sobre el medio ambiente y sus habitantes. Entre los principios que demarcan esta corriente y en los que se está basando la construcción de los nuevos inmuebles locales está la consideración de las condiciones climáticas, la hidrografía y los ecosistemas del entorno para alcanzar el máximo rendimiento con el menor impacto. También se realiza un proceso selectivo de materiales, en el que se eligen los que tengan bajo contenido energético; se diseña teniendo en cuenta el menor uso de energía para calefacción, refrigeración e iluminación; y también deben cumplir con requisitos de confort estándar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario